1988 | Instituciones - Comunidad - Empresa |
Diploma al Mérito |
Creada el 04/07/1975 por René G. Favaloro (PK) con el objetivo de promover la docencia, la investigación y la asistencia médica de excelencia. Premio Konex 1988. Formó toda una generación de cardiólogos y cirujanos cardiovasculares. En 1980 fue la primera institución del país en realizar un trasplante de corazón exitoso y en 1990 realizó el primer trasplante cardiopulmonar de América del Sur. El Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, inaugurado en 1992 con el lema tecnología de avanzada al servicio del humanismo médico, es hoy un Hospital Universitario líder en la atención de alta complejidad en múltiples especialidades. Además de las residencias de la Fundación Favaloro, la labor docente se desarrolla en la Universidad Favaloro con ocho carreras de grado y más de ochenta posgrados. La investigación abarca más de treinta campos, en los que trabajan profesionales de distintas disciplinas en colaboración con los centros científicos más importantes de Europa y EE.UU., con numerosas publicaciones en las revistas de mayor reconocimiento nacional e internacional.
La Fundación Favaloro es una entidad sin fines de lucro, cuyos objetivos fundamentales son la docencia, la investigación y la asistencia médica orientadas a brindar prestaciones de excelencia basadas en la tecnología de avanzada al servicio del humanismo médico.
La "Fundación Favaloro para la Investigación y la Docencia Médica" se creó en 1975, cuatro años después del regreso de René G. Favaloro de Estados Unidos. Favaloro había trabajado la última década en la Cleveland Clinic de Ohio, donde desarrolló la contribución fundamental de su carrera: la cirugía del bypass aortoroconario o de revascularización miocárdica, un hito en la historia de la enfermedad coronaria. En 1971, después de rechazar innumerables ofertas para trabajar en ese país, decidió volver a la Argentina con el propósito de organizar en Buenos Aires un centro de excelencia en cirugía cardiovascular que combinara la asistencia médica con la docencia y la investigación, de acuerdo con los lineamientos de la Cleveland Clinic.
En los comienzos, Favaloro realizaba su práctica médica en el Sanatorio Güemes. Poco a poco fue gestando la idea de formar un equipo de investigación. En 1974 le encomendó al doctor Ricardo Pichel, actual Rector de la Universidad Favaloro, el desarrollo de esta área. En 1978, la Sociedad de Distribuidores de Diarios Revistas y Afines (SDDRA) hizo posible el comienzo de las actividades de investigación y docencia. Durante varios años, Favaloro financió con sus propios recursos la mayor parte de los gastos. En 1980 se creó el Departamento de Docencia e Investigación de la Fundación Favaloro a cargo de Pichel. Ese año, con la colaboración del Departamento de Órganos Artificiales de la Universidad de Utah -a cargo de Willem Kolff-, se implantó en la Fundación Favaloro el primer corazón artificial en un ternero. Entre 1980 y 1982 se implantarían 16 corazones artificiales en terneros.
En ese mismo período, el doctor Peter Willshaw, investigador de la Fundación Favaloro, desarrolló en colaboración con la Universidad de Utah un dispositivo de medición denominado COMDU (por su sigla en inglés "cardiac output monitoring and diagnostic unit"), con el cual logró una mejoría en la mediciones de flujo de los corazones artificiales. El dispositivo se utilizó luego en todo el mundo para la investigación en corazones artificiales.
El programa de corazón artificial se discontinuó en 1982 a causa de los costos. Sin embargo, el equipamiento adquirido permitió iniciar varias líneas de investigación básica con animales crónicamente instrumentados, metodología ideal para el estudio del aparato circulatorio, con lo cual se le imprimió un nuevo perfil al sector de investigación que pasaría a llamarse División de Investigación Básica. Para este proyecto se convocó a los doctores Alberto Crotoggini y Juan Barra, quienes junto a Pichel y Willshaw, realizaron importantes contribuciones a la comprensión de los mecanismos del corazón y del aparato circulatorio. El convenio firmado con la Universidad de California en 1983 permitió utilizar tecnología de avanzada para el desarrollo de la investigación sobre la función ventricular. Ese año se integraron a esta línea de investigación los licenciados en Biología Jorge Negroni y Elena Lascano, quienes comenzaron a trabajar en modelos matemáticos para la comprensión de la función cardiaca, y el doctor Edmundo Cabrera Fischer, quien luego trabajaría en la fisiología de la función arterial.
En 1984, el doctor Ricardo Quinteiro y el biólogo Marcelo Biagetti, iniciaron tareas de investigación en la electrofisiología del corazón luego de visitar la Universidad de Pennsylvania. El mismo año se inició el convenio con el INSERM de Paris para el estudio de la mecánica arterial, proyecto en el que Barra y Cabrera Fischer desarrollaron numerosas investigaciones y al que se sumaría el ingeniero Ricardo Armentano.
Favaloro brindó siempre todo su apoyo y colaboración a los investigadores, quienes contaban con plena libertad para ejercer sus tareas. Estaba convencido de que sin investigación -y en especial, investigación básica- no era posible el desarrollo de la medicina. Con el tiempo el Departamento de Docencia e investigación se convertiría en el Instituto Universitario de Ciencias Biomédicas, y la División de Investigación Básica en Instituto de Investigación en Ciencias Básicas.
En la actualidad, la mayor parte de las actividades de docencia e investigación de la Fundación se desarrollan en la Universidad Favaloro.
En el campo asistencial, Favaloro introdujo la cardiología moderna en la Argentina y fue pionero en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades coronarias. En 1980 el equipo de Favaloro realizó el primer trasplante cardíaco del país en el Sanatorio Güemes con una sobrevida prolongada. En 1990 realizó el primer transplante cardiopulmonar del país.
En 1979 se colocó la piedra fundamental del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular (ICyCC). Favaloro quería crear un centro médico de excelencia que estuviera al alcance de toda la comunidad y donde pudiera formar una nueva generación de cardiólogos y cirujanos que fueran capaces de resolver los problemas con conocimientos de primer nivel. Ricardo Pichel y Guillermo Masnatta trabajaron incansablemente en este proyecto.
La tarea asistencial continuó a partir de 1992 en el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular (ICyCC), que abrió sus puertas ese año. Al proyecto se sumaron especialistas como los doctores Luis Suárez y Branco Mautner. En la actualidad es un centro polivalente, donde, con el lema "tecnología de avanzada al servicio del humanismo médico" se brinda diagnóstico y tratamiento para afecciones en numerosas especialidades médicas. También se organizan cursos, seminarios, congresos médicos y programas de prevención de la salud para el público en general.
En 1993 tuvo lugar el primer trasplante pulmonar doble en la Argentina, que fue realizado por Roberto Favaloro y su equipo. En 1995, el grupo de la Unidad Coronaria demostró la utilidad de la heparina de bajo peso molecular para el tratamiento de la angina inestable, que hoy se emplea en todo el mundo. En 1998 se le colocó un corazón artificial a un paciente en lista de espera para trasplante, quien ambuló con el dispositivo durante el período más largo que se conoce en América latina hasta que fue posible conseguir un donante.
Además de los grandes aportes en cirugía cardiovascular y en cardiología intervencionista, Favaloro desarrolló junto a su equipo una importante labor docente. Más de cuatrocientos cincuenta profesionales, provenientes en su mayoría de todos los puntos cardinales del país y de América Latina se formaron bajo la supervisión de Favaloro en su fundación, la mayor cantidad de residentes formados en un solo centro. En la actualidad, muchos de ellos son jefes y directores de servicios de cardiología de reconocida trayectoria. El deseo de Favaloro de ser recordado "como docente más que como cirujano" se hace realidad cada vez que un paciente es atendido por uno de sus discípulos. Toda la tarea desarrollada contribuyó y contribuye a elevar el nivel de la especialidad en beneficio de los pacientes.