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Vuel Villa, 1936

Solar, Xul

Acuarela sobre papel, 34 x 40 cm

Biografía:

Solar, Xul (1887-1963)
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Vuel Villa, 1936
Acuarela sobre papel, 34 x 40 cm
Fundación Pan Klub, Colección Museo Xul Solar, Buenos Aires

Vuel Villa es un inverosímil máquina voladora que forma parte de toda la fantasiosa iconografía de Xul Solar, una de las personalidades más originales del arte argentino. Su pintura plena de magia y poesía no tuvo precedentes ni continuadores dentro de la pintura local.
Siempre en obras de pequeño formato, generalmente acuarelas y témperas —hizo muy pocos óleos— extraños personajes a veces ingrávidos deambulan entre astros, escaleras, planos opacos o transparentes y ciudades, abismos y símbolos esotéricos en una imaginería fantástica. Los reinos vegetal, mineral y animal intercambian sus características; construcciones extrañas adquieren características humanas y son atravesadas por puentes, caminos y escaleras.
Esta idea de lo móvil alude a una realidad en perpetua transformación, a la cual el hombre trata de aprehender —como el propio Xul Solar— por todas las vías del conocimiento y de las artes.
Esa movilidad invade la parte formal de la obra en calidad de reiteraciones rítmicas y planos, líneas y colores jugando siempre en fuga, contrapunto o como acordes polifónicos. A través de estos recursos próximos a los de de la música, se avecina al arte de Paul Klee y de los "orfistas", como el pintor francés Delaunay o el checo Frantisek Kupka.
En la década del 40 el tema de la ciudad fue dominante. En general, las fuerzas que actúan en sus composiciones son ascendentes, lo cual nos lleva otra vez a la significación esotérica de la relación entre mundos, etapas del proceso de transformación. Los castillos que pueden ser solitarios o multiplicados sobre las colinas simbolizan también una fuerza espiritual en alerta27.
Xul Solar, quien tuvo activa participación en el grupo renovador Martín Fierro, portaestandarte del espíritu del cambio en el Buenos Aires de la década del 20, vivió en un permanente desafío de la realidad.
Y no sólo en su arte, sino también en su vida ya que inventó un juego: el panajedrez; creó una nueva técnica de grafía musical; un idioma con bases numéricas y astrológicas: la panlingua y otra para América Latina, el neocriollo hecho con las raíces de la lengua española y portuguesa.
O sea siempre trató de ir más allá de los límites convencionales y generó actos poéticos de todos los órdenes, buscando correspondencia entre el teatro, la música, el lenguaje, la pintura, la arquitectura, las matemáticas.

Nelly Perazzo