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La sopa de los pobres, 1884

Giudici, Reinaldo

Óleo sobre tela, 174 x 228 cm

Biografía:

Giudici, Reinaldo (1853-1921)
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La sopa de los pobres, 1884
Óleo sobre tela, 174 x 228 cm
Colección Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires

Reinaldo Giúdici pintó este cuadro en 1884, en Venecia. Fue la culminación de los estudios que Giúdici realizó en Montevideo con Juan Manuel Blanes, en Buenos Aires con Francisco Romero —en la Academia recién inaugurada de la Sociedad Estímulo de Bellas Artes—, en Roma con el sienés Cesare Maccari, y los que hizo en Venecia con el renombrado Giácomo Favretto.
A poco de realizada, esta obra fue seleccionada por una comisión de pintores y escultores alemanes que recorría los centros artísticos europeos eligiendo obras para la Exposición Internacional de Bellas Artes que se celebró en Berlín en 1884. Allí fue premiada por unanimidad de votos. En 1904 formó parte del conjunto artístico que representó a nuestro país en la Exposición Internacional de Saint-Louis, y en este certamen fue galardonada con una Medalla de Oro.
La revista norteamericana The Forest City en su edición del 4-8-1904, comentando elogiosamente el cuadro de Giúdici, les proporcionó a sus lectores la siguiente descripción: "La escena elegida es la vivienda de la clase más pobre de Venecia. Una taza de sopa a cada uno de la familia constituye la comida. Todas las edades están representadas; el hijito, los obreros de edad mediana y el abuelo. Los vestidos atestiguan la pobreza. Allí no hay pretensión de comida en forma regular. La mesa no ha sido puesta. La vajilla no aparece, con excepción de una taza y una cuchara para cada uno. La olla de sopa está humeante. Varios trozos de pan se amontonan en un estante. Uno de los hombres empina su tasa para apurar el contenido hasta la última gota. Una muchachita insatisfecha busca más. El abuelo se levanta, quizá para volver a llenar su tasa. Aunque la escena represente la vida miserable, allí no hay apariencias de crimen ni de vida libertina. Los vestidos están usados, remendados y andrajosos. Las facciones son rústicas, las manos sucias. El cuadro nos da a entender lo que han conseguido por el duro trabajo diario. El artista de la Argentina ha evocado una escena, que, por su naturalidad, despierta fuertemente la simpatía."
Ya no abandonarán a nuestro artista en su trayectoria las características que se perciben en este cuadro: el realismo, el tono popular, una manifiesta intención social, una fidelidad verista al dibujo y un vibrante color.
Reinaldo Giúdici volvió de su aprendizaje europeo en 1886 y, junto con Ángel Della Valle, estuvo dedicado en forma absolutamente desinteresada a la docencia en la Academia de la Sociedad Estímulo de Bellas Artes.

Ana María Telesca