La pintura de Lacámera se distinguió en nuestro ambiente plástico por su parquedad técnica, su sentido quietista, por la pulcritud y la humilde intención romántica de sus interiores.
Fue un hombre de la Boca que nació y murió en una casa de la Avenida Almirante Brown, y que pintó aspectos recoletos de su taller ubicado en la cercana Vuelta de Rocha.
Fue, sobre todo, un pintor de la intimidad, que en una serie de cuadros que llevan por título Desde mi estudio, nos mostró distintos ángulos de su taller, nos permitió asomarnos al Riachuelo y ver levantarse allí el humo de los barcos y la silueta del viejo puente de hierro negro
En el interior de su modesto taller, construido por la geometría del dibujo y finísimos grises y sombras aparece frecuentemente una rústica mesa y jarrones para los pinceles, creando un ambiente confidencial de labor y ensueño donde flotan amables recuerdos holandeses.
En ese clima de obstinado silencio, se abre una ventana luminosa que volveremos a ver obsesivamente en otras obras de esta saga pictórica, y aparece el afuera que es, también obsesivamente, el Riachuelo.
Este pintor que unió a una comprobada destreza técnica una finísima sensibilidad, dijo alguna vez: "Me han hecho una insinuación: que pinte motivos menos pobres, con objetos más vistosos, con terciopelos, alhajas, muebles de lujo y hasta me han ofrecido en préstamo todos esos elementos costosos para que acondicione motivos dotados de suntuosidades y los traslade al lienzo. Los he rechazado".
Desde 1919, en que participó por primera vez en el Salón Nacional, asistió y obtuvo distinciones en diversos salones nacionales, provinciales y municipales.
En 1926 fue cofundador del Ateneo Popular de la Boca, y en 1940 fundó la institución cultural Agrupación de Gente de Arte y Letras Impulso que presidió hasta su muerte ocurrida en 1951.
Ana María Telesca