Con la actuación de Martín Malharro la pintura de vertiente impresionista se definió en sus paisajes y se afirmó en sus doctrinas.
En nuestro incipiente campo plástico resultaron inconcebibles sus audacias estéticas, pero Malharro estaba admirablemente preparado para resistir en un medio hostil. Su fe era tan firme como su voluntad.
Malharro, que fue pintor, dibujante, grabador y litógrafo estudió con Francisco Romero en los cursos nocturnos de la Sociedad Estímulo de Bellas Artes.
En 1895 partió a París sin ninguna subvención económica; sólo llevaba su piedra litográfica. Se instaló en Montmartre y se ganó la vida haciendo dibujos e ilustraciones. Estudió varios idiomas y viajó a Holanda y Bélgica. Se interesó primero por Corot y los pintores de Barbizon, y por los impresionistas después. En París conoció a Monet e investigó el puntillismo. En 1902, a los pocos meses de volver a Buenos Aires, hizo una primera exposición en Witcomb donde dio a conocer sus obras pintadas en Francia.
No fue un impresionista ortodoxo, como muestran algunas telas teñidas de melancolía, en las que no desdeñó el dibujo, pero los tonos eran luminosos y vibrantes.
En 1908 otra exposición en Witcomb sirvió para que otros artistas jóvenes como Carlos Giambiaggi, Luis Falcini, Nicolás Lamanna, Sebastián Viviavi, Walter de Navazio y Mario Canale cerrarán filas al lado de él.
Mientras tanto, fue convocado en 1904 al Consejo Nacional de Educación para organizar la enseñanza del dibujo en las escuelas primarias. En la revista Ideas reflexionó sobre el papel que desempeñaba la educación estética en la formación de nuestro hombre sudamericano. Para vencer el atraso material y la naturaleza primitiva de nuestro continente, deberíamos iniciar "al niño de nuestras escuelas en las manifestaciones hermosas e imponentes de esa naturaleza".
La inmersión en la naturaleza y el descubrimiento de nuestra tierra serían los mejores antídotos contra la mediocridad y la ignorancia. Su empeño no quedó en este artículo sino que escribió el bellísimo libro El dibujo en la escuela primaria. Malharro murió el 17 de agosto de 1911. Parvas participó de la exposición póstuma que se hizo en octubre de ese año. Esta obra, que Malharro subtituló La pampa de hoy, lo mostró en su plenitud creativa. Su amor a la naturaleza había sido correspondido, y ésta quedaba doblegada a sus pinceles que aplicaron escrupulosamente la teoría impresionista.
Ana María Telesca