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Autopsia, 1990/91

Técnica mixta, 200 x 200 cm

Biografía:

Eduardo Médici 
Premio Konex 2002: Técnicas Mixtas: Quinquenio 1992 - 1996
Premio Konex 1992: Instalaciones
Jurado Premios Konex 2012: Artes Visuales

Nació el 15/12/1949. Licenciado en Psicología. Fue docente de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón (1990-92). Entre sus exposiciones individuales se destacan, In praise of memory (EE.UU., 1997); Entre mí y mí en la Galería Der Brücke, Buenos Aires (1996); 20 años de pintura, MNBA, Buenos Aires (1999) y Restos, rastros, rostros, CC Recoleta. Sus exposiciones colectivas más reconocidas: Salón Manuel Belgrano del Museo Sívori (2001) y History Art and Culture Latin Museum (EE.UU., 1991). Desde el 2002, expone en la Galería Rubbers. Sus obras están en numerosas colecciones privadas y oficiales. Recibió entre otros premios: Revista Cultura (1987), a la trayectoria artista joven de la Asociación Argentina de Críticos (1990) y Joan Miró de Pintura de la Fundación Llorens Artigas (España, 1993). En la Bienal Konex 1992 obtuvo una Mención Especial. Su obra Autopsia (1990-91) formó parte de la II Muestra Konex 100 Obras Maestras - 100 Pintores Argentinos (exposición antológica de la pintura argentina) en el MNBA (1994).

 


Comentarios:

Autopsia, 1990/91
Técnica mixta, 200 x 200 cm

En este cuadro, el espectador se enfrenta a una organización rigurosa de tres cuadrados, incluidos uno dentro del otro, de los cuales los dos externos presentan ilustraciones y textos de antiguos libros de medicina, con operaciones y cuerpos heridos, estigmatizados. El del fondo está además cubierto por un vinílico transparente —que hace las veces de una piel protectora— parcialmente recorrido por grafismos. En la zona central un ser humano se abre las entrañas para mostrar o entregar algo de sí que es fundamental y da sentido a su vida y a su muerte. Como dice Merleaux-Ponty: "es prestando su cuerpo al mundo que el pintor cambia el mundo en pintura". El artista-hombre debe indagar sobre las preguntas basilares de la existencia, en eso consiste el sentido de su creación. Sus heridas son introspecciones dolorosas para iluminar, ver o dar aquello que se resiste a ser iluminado, visto o entregado.
Médici transforma el espacio de la obra en lugar de reflexión. Aparece lo caótico y lo organizado, la idea de muerte pero también de renacimiento y vida a través de la creación, porque como dice Lacan "si hay carencia para dar lo que hay que dar, siempre queda el recurso de dar otra cosa".
La obra de Médici —siempre antropocéntrica— da vueltas sobre los temas del erotismo y la muerte. Su aparente desaliño, subraya la idea de fragilidad de la existencia, de la precariedad, de esas huellas o testimonios que el hombre deja a su paso. La sensación trágica proviene de la provocación a enfrentar problemas de sentido último que el hombre prefiere eludir. La ambigüedad y lo absurdo nos acechan, la soledad y la angustia acosan al ser humano en el mundo contemporáneo. El Memento mori de Médici no es fatalista, es sólo una toma de conciencia ya que —como decía Heidegger— "el gusto de las cosas de la vida está estrechamente ligado a su precariedad y provisionalidad, a su nacer y perecer".
Esta obra puede considerarse antecedente de las dos últimas instalaciones que presentó Médici La Lección de anatomía y Enseña tus heridas de 1993 y 1994 respectivamente. En ellas aparece la cita histórica —Mantegna, Rembrandt, Beuys, Durero— como le es habitual, así como textos que juegan formal y connotativamente.
El tema del cuerpo lacerado, estigmatizado, figura ya en la serie de las Crucifixiones presentada en 1987.
La representación del cuerpo como escenario de la vida y la muerte, del placer y el dolor, del ritual y el sacrificio, se nutre de su conocimiento de antiguas religiones, pero nunca cede en él lo pictórico ante lo conceptual. Lo agónico en Médici, incluye su lucha con la materia y jamás da lugar a la idea desencarnada.

Nelly Perazzo