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Rojo, 1965

Óleo sobre tela, 162 x 130 cm

Biografía:

Miguel Ocampo (1922-2015)
Premio Konex 1982: Pintura no Figurativa

Nació el 29/11/1922. Artista y Arquitecto (UBA, 1947). Forma parte del Grupo de artistas modernos creado por Aldo Pellegrini en 1952. Exhibió sus trabajos individualmente en galerías de todo el mundo: Buenos Aires, Roma, Nueva York, Otawa, Panamá, Miami, Montevideo, Río de Janeiro, Madrid, Caracas y muchas otras ciudades. También en la Bienal de Venecia. Sus pinturas se exhiben en los principales museos de la Argentina y del mundo. Su obra Rojo (1965) formó parte de la II Muestra Konex 100 Obras Maestras - 100 Pintores Argentinos (exposición antológica de la pintura argentina) en el MNBA (1994). Fue Consejero Cultural de la Embajada Argentina en Roma, París y Cónsul en Nueva York. Miembro de Número de la Academia Nacional de Bellas Artes (1983). En 1984, Rafael Squirru (PK) publicó un libro sobre su obra, titulado Miguel Ocampo. Vive en La Cumbre (Córdoba) desde 1978, donde inauguró una Sala de Exposición Permanente como muestra de gratitud al lugar que estimuló su trabajo por más de 30 años. Falleció el 24/11/2015.

 


Comentarios:

Rojo, 1965
Óleo sobre tela, 162 x 130 cm
Colección Elvira Orphée, Buenos Aires

Rojo fue realizada por Ocampo en su penúltimo año de estadía en París mientras se desempeñaba como Consejero Cultural en la Embajada Argentina, cargo que desempeñó en esa ciudad desde 1961. Así, su trabajo de pintor se complementó en su tarea diplomática hasta 1974 en que se retiró para continuar exclusivamente dentro del campo artístico. A la pintura de Ocampo se debe acceder tomando en cuenta el papel que jugaron las nuevas abstracciones en la década del 50, de las cuales el artista formó parte. Las vanguardias de los años posteriores a 1945 había llevado la pintura a un límite. Si bien se apoyaban en una rigurosa geometría, algunos habían llegado a bordear la situación de suprimir el cuadro mismo como soporte de las formas contenidas —caso de Raúl Lozza—. Se negaba de ese modo toda intención de subjetividad. Ningún rastro de ella debía quedar en la obra, como así también, con respecto al trabajo manual del acto de pintar, que denotaría individualidad. La década del 50, en la que Ocampo se inaugura en la pintura —justamente sus primeras exposiciones son del año 1950, aunque aún de pintura figurativa— aflojará la tensión del geometrismo absoluto.
La geometría seguirá siendo el telón de fondo de la nueva pintura de esos años hasta el advenimiento del Informalismo, pero con variantes diversas. En 1952, Ocampo interviene en la exposición organizada por Aldo Pellegrini de Artistas Modernos de la Argentina.
Durante la primera mitad de la década el artista se ciñó a los principios ascéticos en cuanto al uso de los elementos pictóricos de la mayor parte del grupo, pero al mediar la misma comienza a barroquizar el plano con distintos procedimientos. Aparecen las líneas curvas, las espirales, los juegos de luces y sombras, un puntillismo más manual que mecánico y el color se torna más expresivo que sutil. Todo se orienta hacia una pintura óptica, donde el rigor de la geometría se aleja y con él aquella uniformidad que se relacionaba más con lo colectivo que con lo individual. El trasfondo de la pintura de Ocampo se orientará, entonces, hacia la proyección del yo. Estas últimas características que se oponen, de algún modo, a lo antes citado prefiguran su obra posterior, de la cual Rojo es ejemplo. Los geometrismos anteriores habían cortado con las formas representativas tradicionales. La pintura en Rojo corta con toda forma, inclusive la geométrica, para intentar inaugurar un lenguaje preformal, abierto, donde las líneas que se arremolinan evocan lejanamente alguna fuerza de la naturaleza en su dinamismo. Hacia 1965, fecha de la obra, la apertura y la extroversión eran algunos de los signos vigentes. En etapas posteriores ciertos paisajes argentinos serán su tema.

Mercedes Casanegra