Cesáreo Bernaldo de Quirós, nacido en la provincia de Entre Ríos en 1881, dijo de su región natal: "Yo la pintaré y pondré allí lo esencial de mi raza y la voz de mi sangre; pondré la psicología que palpita en las selvas entrerrianas y viviré de ella para dedicarle mi arte, cooperando en el desarrollo de nuestra incipiente expresión nacional."".
El embrujador responde a esta enunciación de propósitos. El "gallero" retratado es un personaje relacionado con un antiquísimo fondo folklórico universal, ya que el deporte gallesco fue practicado en la antigüedad en India, China, Persia y otros países orientales; de Grecia se propagó al Asia Menor, Sicilia y Roma; de aquí a Gran Bretaña, Francia, España y al Nuevo Mundo.
Quirós no eligió el momento de la riña de gallos —como lo hicieron pintores flamencos, franceses y españoles, y también su compañero de generación Jorge Bermúdez—, sino que focalizó sus pinceles en el personaje. Recordemos que en este año de 1919 Quirós se dedicó a rescatar pictóricamente figuras típicas de su entorno como El viejo criollo, El montaraz, El agarrador, El moraju, El coimero, etc.
En la imagen, el artista hizo alarde de psicología en el rostro y de pintura pura en el gallo, el poncho, la naturaleza muerta y el fondo.
Cesáreo Bernaldo Quirós había iniciado sus estudios artísticos con el pintor veneciano Vicente Nicolau Cotanda, de cuyo taller salió en 1897 para estudiar con Angel Della Valle y Reinaldo Giúdici en la Academia de Estímulo de Bellas Artes. En 1900 estuvo becado en Roma y en 1905 pasó a España donde trabó relaciones de amistad con Sorolla y Zuloaga, quienes gravitaron decididamente en su orientación pictórica. En 1906 volvió a la Argentina y realizó su primera exposición individual en el Salón Costa. Al año siguiente formó parte de la agrupación Nexus.
La consagración nacional le llegó en 1910 en la Exposición del Centenario donde se le dedicó especialmente una sala y obtuvo el Gran Premio y Medalla de Oro.
Entre 1916 y 1927 concibió y pintó en Entre Ríos la saga pictórica Los gauchos que resultó aclamada por el público porteño en 1927 en la Asociación Amigos del Arte, y a partir de 1930 en diversas ciudades y capitales del mundo.
En 1936 volvió a la Argentina y siguió cosechando distinciones.
Murió en 1968.
Ana María Telesca